El sábado 12 de julio, Cassia House ofreció algo más que un evento: propuso un viaje sensorial donde el arte, la tradición y el gusto se enlazaron con esa rara coherencia que sólo logran los gestos auténticos, el evento Plegados al Whisky.
La muestra Plegados, de Magdalena Roglich, abrió la jornada invitando a los asistentes a contemplar el misterio del origami traducido en pintura: formas que se pliegan y despliegan con una calma casi ritual, colores que narran el lento tránsito de la materia hacia otra posibilidad.
La intervención de Teselados de Miguel Gañán sumó una dimensión tangible y cercana. Su demostración de origami en vivo fue un ejercicio de precisión y paciencia compartidas, donde el público pudo seguir el proceso de transformar el papel en figura, comprendiendo el valor del tiempo, del cuidado y del saber acumulado en cada pliegue. Fue un momento donde el arte se volvió conversación, enseñanza y descubrimiento, invitando a todos a participar de su lógica secreta.
La noche continuó con la cata de whiskies japoneses —Hibiki y Yamazaki—, seleccionados con el mismo rigor con que se elige una palabra justa o un color preciso por DocWineHouse. El whisky, como el origami, exigió un ritmo lento: cada sorbo fue una invitación a pensar en los años que reposan en la madera, en el cuidado obsesivo que busca el equilibrio perfecto. Acompañada por sushi especialmente preparado por Sushi Stix, la degustación se volvió un acto casi ceremonial, cerrando la velada en un clima de complicidad y conversación.
Con Plegados al Whisky, Cassia House volvió a demostrar su vocación por crear no sólo exhibiciones, sino experiencias: encuentros donde el arte se vive con todos los sentidos y donde cada detalle, desde el papel hasta el cristal, desde la charla hasta el silencio, colabora en el relato de una belleza que no se impone, sino que se sugiere.